miércoles, 15 de abril de 2015

Lucha Canaria

La lucha canaria es un deporte de lucha característico y tradicional de nuestras Islas Canarias.
Se caracteriza por la habilidad para aprovechar la fuerza del contrario y por no buscar herirlo, sino desequilibrarlo hasta hacerle tocar el suelo con cualquier parte de su cuerpo que no sean las plantas de sus pies. Para quebrar la estabilidad del rival no se permite la lucha en el suelo, como ocurre con otras modalidades, ni ninguna clase de llaves o estrangulaciones.


Cuando dos luchadores se encuentran en el centro del terrero estrechan sus manos en señal de amistad, nobleza y tradición. Inician el agarre colocándose frente a frente y cada uno introduce su mano izquierda en el remango derecho del pantalón del oponente. Inclinan sus cuerpos hacia delante por la cintura, hasta quedar sus hombros derechos juntos, a la misma altura. Colocando los brazos derechos en posición vertical, unen las palmas de las manos y las bajan hasta tocar el suelo con las puntas de los dedos. Validada esta secuencia por el árbitro, éste dará la señal de comienzo de la agarrada haciendo sonar su silbato.

La lucha se desarrolla dentro de un círculo. En él, dos luchadores se enfrentan agarrados intentando derribarse,los equipos constan de 12 luchadores y siempre gana el que mas luchadores mantenga en pie.

Historia:
Este es uno de los juegos más reflejados en las fuentes documentales; podemos decir que su práctica entre los aborígenes canarios era algo común en las fiestas; sin embargo, esto no quiere decir que la estructura actual de la lucha se asemeje a lo que debió ser la lucha del aborigen, que nos es desconocida.

En la Crónica Real de Juan II de Castilla (1420), de Alvar García de Santa María, se narra una embajada del obispo Fray Mendo, a cargo de Diego Fernández, en solicitud de ayuda para Lanzarote. En dicha embajada viajaron dos canarios de la isla de Gran Canaria convertidos al cristianismo.

«(...) que eran cristianos el uno era el gran luchador; Maguer que era de quarenta años no había en la corte quien luchase con él».

Fray Alonso de Espinosa en su obra Historia de Nuestra Señora de Candelaria (1594) nos cuenta, a propósito de las costumbres de los aborígenes canarios, cómo la lucha era una manifestación de sus fiestas: « ... y aquí mostraba cada cual su valor, (...) con mucha ligereza y mudanzas, luchar, (...)».

En el año 1527, con motivo del nacimiento de Felipe II, se celebraron en La Laguna unos juegos, en los que se incluye la lucha, y en la que ya se aprecia un aspecto elemental de la estructura actual de la lucha canaria: dar dos caídas o vencer dos veces.

«Habrá luchas, y el luchador que venciere a tres, dando a cada uno dos idas sin recibir ninguna, ganará dos varas de la misma seda. El día del Corpus se duplicarán los festejos (...)».

Hasta el final del primer tercio de este siglo la organización de los enfrentamientos correspondía a un modelo evolutivo natural, consistente en la competición de unos pueblos o bandos (norte-sur) contra otros, o de unas islas frente a otras.

Curiosamente, la lucha vio nacer su primer reglamento en Matanzas (Cuba), en 1872. Y ha sido más recientemente, en el año 1960, con el Reglamento General Orgánico, cuando se consensuó un reglamento común para todas las islas.

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