miércoles, 3 de junio de 2015

Juego del palo canario

El conjunto de prácticas que podemos agrupar bajo la denominación de palo canario, se basa en una esgrima entre dos jugadores con un palo en las manos. En cualquier caso, los juegos de palo y garrote o lata son dos actividades que debemos a los aborígenes canarios y que fueron consecuencia de la evolución de actividades bélicas. La diferencia entre las modalidades de juego existentes viene determinada por el tamaño del palo, distinguiéndose tres modalidades: palo chico, palo mediano y garrote o palo grande. La primera noticia sobre el uso de palos, por parte de los aborígenes, la encontramos en la crónica bethencouriana (1402), y hace referencia a los bimbaches, o pobladores de la isla de El Hierro «(...) y los hombres llevan grandes lanzas sin hierro, (...)».

Existen dos referencias, de las cuales podemos deducir el carácter lúdico del juego del palo; la primera se debe a Antonio Cedeño, soldado a las órdenes de Juan Rejón, y que escribió una controvertida crónica en 1478; «El día que celebraban la boda, (...), la llevaba a su casa la mujer i hacian grandes comidas y juegos: (...); hacian un general torneo de palillos o varillas pintadas de colorado con sangre de drago; (...)». 
La segunda se debe a Leonardo Torriani, ingeniero cremonés que escribió una Historia de las Islas en 1590 y que dejó un documento valiosísimo: un dibujo de dos canarios en una plazoleta en una especie de ritual con varas de mediano tamaño. «Cuando dos canarios se desafiaban a duelo, iban al lugar señalado para ello, que era una plazoleta alta, que en cada extremo tenía una piedra llana, grande tan sólo cuanto podía mantenerse encima de ella un hombre de pie. Primeramente cada uno de ellos se ponía encima de su piedra, (...) con el bastón llamado magodo y amodeghe. (...) Después bajaban en tierra y se enfrentaban con los magodos, esgrimiendo y buscando cada uno su ventaja (...)». 
Otro de los factores que distinguimos para justificar el ludismo en el juego del palo aborigen es su incorporación a las fiestas, de lo cual tenemos referencias en bodas y en la fiesta del Beñesmen. Del resto del uso del palo con un carácter lúdico poco conocemos, y menos aún lo que significó la transculturización de esta actividad. El palo siempre ha ido asociado a unas funciones determinadas, que podemos resumir en defensa, manejo de animales y apoyo para deambular por los caminos y barrancos. 
Las diferencias que encontramos en los juegos que tienen en común un palo vienen determinadas por el tamaño de este y por la forma de entenderlo y enseñarlo. Respecto al tamaño, se distinguen tres tipos: palo chico, corto o macana; palo mediano o vara; y palo grande, lata, astia, lanza o garrote. En lo que concierne a la forma de entender el palo, se ha transmitido a través de escuelas, que han conservado también sus propias técnicas. El juego del palo es, en definitiva, una esgrima, cuyo espacio está definido por los jugadores, compuesto por un conjunto de técnicas rápidas que lo hacen muy vistoso, y que no posee una forma explícita de terminación, viniendo ésta determinada por el control del hombre de respeto u hombre bueno, o bien por resultar evidente para los practicantes quién es superior. 
Las dimensiones y características del palo varían según sea chico, vara o garrote. Para Ossorio el palo corto es el que va desde el suelo hasta la mano, o bien el que puede ser escondido. El palo mediano o vara es aquel que va desde el suelo hasta el corazón, o como máximo hasta la barbilla del jugador. El palo grande, garrote, lata, astia, asta o lanza, siempre supera la altura del individuo, oscilando entre dos y cuatro metros. Las maderas con las que se preparan los palos han de ser enteras, y pueden ser de los siguientes árboles: la sabina, paloblanco, acebuche, mocanero, tarajal, eucalipto aceviño, almendrero amargo, etc., pero sobre todo el membrillero (...) los más aceptados por su resistencia y ligereza. 
La forma de los palos también difiere: el palo chico es grueso como el palo grande, terminando a veces en una acentuación de su grosor; el palo mediano consta de dos partes: trozo (de donde se agarra) y punta, que es el más estrecho; el palo grande es uniforme, alcanzando un grosor equivalente a dos dedos de la mano. Los buenos jugadores de palo suelen ser aquellos que no se desplazan, o lo hacen poco, y utilizan técnicas efectivas y no movimientos preestablecidos, rayando más en la danza, que es la ejecución del jugador inexperto. En el palo mediano o vara es muy espectacular oír silbar el palo cuando se desplaza. El juego del palo es una práctica vertiginosa, que hace introducirse poco a poco a los contendientes y necesita la presencia del hombre bueno. Esta figura no está institucionalizada, pero es conveniente su presencia, ¿cuándo?, esto lo sabe el maestro, o los asistentes ocasionales. 
Como hemos tenido ocasión de escuchar a Ossorio, el hombre de respeto es para cuando los palos se calientan... En pura esencia, debemos afirmar que es juego porque los jugadores intentan marcar y no golpear; en este control reside el componente lúdico. Hay muchas técnicas, pero dejaremos constancia solamente de las más significativas. Para el palo chico: palo sentado, palo al cogote, palo a los dedos, palo al codo. Para el palo mediano: atajados, recogidos, golpes laterales a cabeza o cuerpo. Para el palo grande: enganches, golpes diversos, levantada, revoleadas.

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